Y tener la mente
tan ida,
al lamer esta
lengua en la herida,
y al meter este
ombligo en la yema,
al hurgar estos
dedos y el vientre,
revolver el
silencio, esta sangre,
masticar estas
vísceras, de hambre,
escupir,
apretados los dientes,
y gritar el dolor
que me quema,
al tener tan ida
esta mente.